La Gloria de la Batalla

La luna resplandecia llenando el lugubre silencio de las arboledas, solo interrumpido por el constante chasquido de las antorchas y espaciado choque metálico de armas y armaduras. Una gruesa columna cubría la entrada de la villa, las casas superiores y las ramas a su alrededor colmadas de flechas listas para volar contra los lobos.

Gruñendo, empuñando una larga hoja de plata, el orco esperaba en medio de las filas, las miradas dudosas de los silvanos lo rodeaban antes de dispararse hacia la negrura del bosque, un largo aullido inundo la villa, dibujando una sonrisa en el gigante que se lanzaba a la batalla con un estruendoso grito que se esparció como fuego entre las lineas. Garras, dientes flechas y sables se entretejieron sin cuartel.

El cabello por lo menos, estaba a salvo y en manos Seiren y Adam, quienes corrían a salvaguardarse.

Circeuss dijo con una sonrisa:

- Deseo que todos mis aliados posean armas mágicas -

Gritos llenaron la villa elfica al momento que la batalla se llenaba de explosiones arcanas, elfos y lobos petrificados, chamuscados por truenos y centellas flameantes, despojados de toda carne al instante o carcomidos por extraños y repugnantes líquidos.

Hork, rasgado de piel y ropa se batía sin piedad contra los lycantropos, asestando furiosos golpes uno tras otro, hasta que su tamaño e incesante sed de sangre lo marcaron como objetivo principal. Cinco lobos se abalanzaron sobre el, restregandolo contra el piso mientras despedazaban su torso, dos de ellos llenaron el centro de la batalla con un profundo aullido mientras los demás se aseguraban de que el orco no se levantara jamas.

Ni Ireland ni Korven pudieron concebir que pasaba por la mente del hechicero, lo miraron boquiabiertos mientras despilfarraba sus deseos avorazadamente .

- Deseo que a todos mis acompañantes les cumplas un deseo -

Dijo en un tono arrogante, pavoneandose, intoxicado de poder…o tal ves de otra cosa? El Efretti desapareció en medio de una gran llamarada y una bocanada de humo con una carcajada que se desvanecia en eco.

Los ojos muertos del orco se incendiaron con odio.

- POR HONOR… HORK CAE… PERO LLEVAR A TODOS AL AVERNO -

Refunfuño en sus adentros mientras sus abatidos músculos se tensaban y su venoso puño se cernia fuertemente en su hacha doble.

Irguiendose violentamente con un grito, lanzo al aire a los lobos que lo sometían, empujando a todos hacia afuera del centro de la batalla y dando oportunidad de que el orco abanicara su hacha contra uno de los lobos, rasgando su torso horizontalmente. El pecho abierto de la bestia se cerraba rapidamente mientras recobraba impulso para lanzarse de nuevo.

- SOLO LA PLATA PUEDE DAÑA... -

Gruño el lobo antes que su cabeza fuera destrozada por el segundo golpe de la hacha doble, colapsada como una figura de arcilla fresca contra el robusto torso que azoto el piso al instante. Los huesos de los lobos se rompían con los violentos golpes del orco, algunos con tanta saña que se reformaban como deberían. Hork giro su lanza brutalmente, los lycantropos se replegaban esquivando su filo, el orco siguió creando momento abriendo un hueco entre la masa de combatientes mientras se movia en el campo de batalla, incluso los silvanos se alejaban de el, pasmados con la furia con la que batia el arma, en segundos el espeso pelaje de los lobos se restregaba hacia un lado, una insipiente brisa silvo entre los arboles al momento que el polvo y las hojas a los pies del orco levantaban el vuelo, las garras de las bestias se anclaban al piso al sentir la creciente fuerza del viento eventualmente uniendose a los detritos en su interminable danza alrededor del barbaro.

Los silvanos se refugiaron tras la entrada principal, viendo pasmados como el orco se perdia en los adentros de un tornado de polvo y hombres lobo, ensordecidos por el grito del orco que retumbaba entre los aullidos del viento y los quejidos de los lycantropos. Algunos lobos volaban hechos pedazos y ya transformados, otros se transformaban al caer empalados en la barricada elfica, mutilados y rotos, uno de ellos callo al piso casi hecho una masa burbujeante de carne, regenerando huesos y tejido de todas las maneras incorrectas posibles, eventualmente muriendo sofocado tranformandose en algo irreconocible como humano.

El viento finalmente se detuvo.

Las hojas cayeron lentamente en su lugar alrededor del orco que yacía cabizbajo en donde estuviera el ojo del huracán, respirando profundamente, su hacha clavada mas de 10 pulgadas en el piso de rigida madera elfica.

- POR HONOR... -

Balbuceo, cayendo de rodillas, bañado en sangre y distantes aclamaciones de victoria que se desvanecían junto con la luz en sus ojos.

Gloria. No hay mejor manera de caer en la negrura, que bañado en la dulce gloria.