jueves, 7 de agosto de 2014

Tabien Bermin: 3ª parte

De hombres y monstruos

Cuando entramos a la pequeña torre el característico olor a vapores alquímicos se hizo evidente, sin embargo había algo mas, un aroma potente y amargo que se disfrazaba bajo la punzante acidez de la enclaustrada atmósfera del lugar, mis ojos se acostumbraron a la oscuridad lentamente y pronto el desorden del lugar nos dejó en claro que este hechicero también se nos había escapado antes de poderle ver siquiera.

Otra vez, Tabin, · dijo Golgothak a la par que golpeaba la pared y pateaba un cofre viejo y desvencijado · es el séptimo, ¿como saben?, ¿por que siempre saben?, ¿porque no vienen por nosotros?, ¡AARRRGGGGGHHHHHHH!

Golgothak nunca tuvo mucha paciencia, pero después de lo que había probado ser una serie interminable de fracasos tranquilizarlo y convencerlo de seguir intentando se volvía una tarea tan monumental como el mismo.

Después del grito de frustración y la cacofonía producida por su salvajismo seguir a hurtadillas no tenia ningún sentido y solo le pedí a Golgothak que no rompiera nada importante mientras yo revisaba los papeles que había en la planta baja.

¡Tabin!, ¡Tabin!, · gritó mientras corría escalera abajo con tal ímpetu que pensé que esta colapsaría sobre mi en ese momento · ¡aquí esta!, ¡esta muerto!, ¡lo mataron!

No se porque crees que lo mataron, · dije mas tarde frente al cadáver · bien pudo morir de causas naturales en su cama.

Pero...   ...¿y las cosas tiradas?, alguien estaba buscando algo y se lo llevó.

Tal vez fue después, tal vez solo fueron ladrones ordinarios.

Maldición, Tabin, ¿por qué no te puedes alegrar un poco?, es la PRIMERA vez que nos encontramos algo interesante, ¿aparte, quien diablos se mete a la torre de un hechicero a robar?, ¡por favor!

Bueno, pues nosotros para empezar, pero si, tienes razón, tal vez deba relajarme un poco y ver si encontramos algo nuevo ahora que por lo menos hay un cadáver presente.

El resto del día transcurrió sin mayores percances, Golgothak me ayudo a apilar las cosas mientras yo las revisé una por una hasta que cayó la noche y comenzamos a quemar muebles y papeles inutiles para hacer una fogata dentro de la torre que se enfriaba mas conforme las sombras alargaban sus brazos hacia la noche ineludible. Hacia ya un par de años que nos habíamos embarcado en esta misión de justicia, o venganza que no es sino otra expresión del mismo sentimiento, y como muchas otras noches terminamos remembrando en torno a la hoguera el dolor que Segeaus había provocado en nuestras vidas en algún punto u otro, al final toqué unas tranquilas melodías para honrar las voces de los muertos y lavar nuestra tristeza, dormimos.

El día siguiente estuvo lleno de sorpresas, la primera de las cuales llego a través de la salvaje costumbre de Golgothak por desollar los cuerpos de sus enemigos y transformar la piel en pequeños muñecos que cargaba como trofeos en su saco, en retrospectiva me parece absurdo que se hubiera propuesto desollar a Argentys siendo que ya estaba muerto cuando llegamos pero jamas me atreví a mencionarlo porque de otro modo nunca hubiéramos visto el pergamino que detallaba el acceso a la bóveda secreta de la torre.

La bóveda tenia el tamaño, y aparentemente la función también, de un estudio pequeño, en ella había una robusta mesa roja llena de notas y libros viejos, y sobre ellos, abierto de par en par, el diario de Argentys; era claro por las manchas que lo acompañaban que la ultima entrada se interrumpió abruptamente, pero, ¿por quien?

El día parecía tener buena cara y la posición de la torre la hacia tácticamente conveniente para guarecerse así que decidimos quedarnos a examinar con mas detenimiento la evidencia que recién habíamos encontrado, Argentys había tenido el don de las palabras y su diario era un placer a los ojos, sin embargo esa mañana nos interrumpieron demasiado pronto como para decir que tuve un avance significativo en la búsqueda de Segeaus.

Era un joven humano, supe mas adelante que se acercó cargando un báculo y caminando descuidado, Golgothak lo había visto venir en lontananza y montó unas sencillas trampas para atraparlo al llegar, yo no me enteré de nada hasta que frente a mi cayo un atado de colchas y mantas que se retorcía sin parar, el sonido de gritos histéricos amortiguado por una mordaza escapando aleatoriamente y un olor a orines que era consistente con la mancha que se extendía lentamente en el tejido.

¿Que ching..., ¡hombre!, ¿que tienes en la... · me detuve, Golgothak tenia una sonrisa en su duro rostro, algo muy poco habitual, era claro que no solo no había amenaza sino que ademas era, desde su perspectiva al menos, algo por lo que deberíamos estar felices · ¿que es esto?

Era uno de los discípulos de Argentys, su nombre era Deacaba y después de liberarlo se rehusó a compartir información sobre su maestro a pesar de la violenta insistencia de Golgothak, su animo de resistir se vio un poco afectado cuando le informé que Argentys ya estaba muerto pero no fue sino hasta que le comenté en el mas casual de los tonos que tenia el diario que se rindió completamente, las siguientes horas fueron un lastimero espectáculo de traición y cobardía, nos informo que Segeaus había invertido los últimos diez años reclutando hechiceros poderosos y moralmente flexibles pero que el ultimo par de años unos cazadores de hechiceros habían cazado y asesinado selectivamente a sus demás alumnos, Argentys siendo el ultimo de ellos se había vuelto muy paranoico últimamente al parecer.

Me tomo algo de tiempo entender que pasaba, ¿los cazadores de hechiceros?, ¿los demás alumnos?, el miedo de en los ojos de Deacaba, ¿nosotros?, ¡ja!, ¿nosotros eramos los cazadores de hechiceros?, no lo podía creer, le dije discretamente a Golgothak lo que pensaba y se partió en carcajadas a tal grado que tuvo que salir de la bóveda, esto probo ser una útil herramienta para alterar a Deacaba que se retorcía en su silla gritando que por favor no le hicieran nada, jurando que ya había dicho todo lo que sabia, preguntando por la risa y dirección de Golgothak, era seguro que en su mente el regresaría con una hoz gigante gigante y le cortaría el cuello como un ángel vengador desquiciado, pero eso no fue lo que paso, en su lugar me puse a leer el diario esa tarde mientras el se terminaba la dotación de energía que tenia para retorcerse acompañado de una mordaza.

Antes que anocheciera dos verdades se habían revelado de entre las lineas del diario, la primera era que Argentys no creía que hubieran sido los "cazadores de hechiceros" los que habían desaparecido a sus compañeros discípulos transmutadores y la segunda era que tenia una relación carnal con su estudiante Deacaba. Hablé con Golgothak y le dije que usaría la información para terminar de romper a nuestro rehén y que partiríamos en la mañana para que no se arruinara el mito de los cazadores de hechiceros, sería mejor si no nos viera nadie por aquí, Golgothak asintió y dijo que el se encargaría de limpiar.

La conversación con Deacaba no duro mucho, era claro que la opinión publica era muy importante para el así que se apresuro a decirme lo poco que se había callado con la esperanza de que la evidencia fuera destruida, explicó que Segeaus estaba entrenando muchos magos a lo largo y ancho del continente y, por lo que Deacaba extrapolaba de las confesiones de alcoba de Argentys, se disponía extender este rango mucho mas usando como centro de operaciones la Ciudad Portuaria, un importante centro de viaje y comercio de la región.

Mas tarde Golgothak salio con los cuerpos de Argentys y Deacaba cargados al hombro, me sentí aliviado de que este ultimo aun tuviera su pellejo sobre la carne y me mofé internamente de lo irónico que era que hubiera desollado a Argentys que ya estaba muerto cuando llegamos pero no a Deacaba que de hecho si había muerto a sus manos, asumí que iría a tirarlos por los peñascos y comencé a preparar una sopa bien condimentada, si se podía decir algo sobre Argentys era que tenia una excelente alacena; la sopa termino de hervir pero Golgothak no regresaba así que salí esperando que algo estúpido como una siesta lo hubiera distraído de la cena, conforme me acerque a los peñascos un repetitivo y perturbador sonido se acentuaba mas y mas, la conocida cadencia, pero a pesar de lo evidente que me resulta hoy en mi memoria, en esa época tuve que verlo para entenderlo, era Deacaba, estaba vivo  y siendo salvajemente violado por Golgothak.

La escena era perturbantemente estremecedora, la descomunal fuerza de los Goliaths me resultaba familiar, sin mencionar la aspereza de su rugosa piel, pero ahora que lo veía de primera mano destruyendo a ese muchacho enclenque no pude evitar sentir un escalofrió de terror recorriéndome la espalda. Deacaba parecía un muñeco de trapo manchado de moratones donde Golgothak lo sostenía, rebotaba sin mayor resistencia contra la dura pelvis de Golgothak que fácilmente podría haber sido uno de los peñascos de alrededor, las lagrimas no dejaban de manar de sus ojos que no parecían ver en ninguna dirección y su boca estaba abierta de par en par como si un grito buscara escapar de su garganta pero el único sonido sonido que se producía apenas podía ser llamado gemido, sus muslos estaban machados del oscuro color de la sangre cuando la ilumina el fuego de una antorcha y sus pies colgaban en el aire moviéndose como péndulos simétricos, conforme lo gemidos se convirtieron en convulsiones de dolor y en lugar de sonido comenzó a manar espumosa saliva de su boca dejé de poder ver mas y regresé a la torre, no cené y me escondí dentro de mi cuerda esa noche.

En la mañana Golgothak vino a convencerme de no temerle, hice como que no tenía idea de lo que hablaba pero la charada no tenia ni sentido ni posibilidades de funcionar, Golgothak me había visto cuando me retiraba en la noche y de cualquier modo yo difícilmente podía verlo a los ojos, la conversación fue incomoda y termino cuando me explicó que sus practicas sexuales habituales no solían incluir la destrucción física y mental de individuos, aunque aclaró decididamente que si solían incluir hombres, dijo que lo que yo había visto era menos sexo y mas una forma de humillación ritual.

Es igual que los muñecos, Tabin. · dijo finalmente como justificando todo, porque, claro, en su mente era de lo mas ordinario tener viejos enemigos como muñecos en una bolsa.

¿De verdad?, ¿estas comparando lo que le hiciste a ese miserable muchacho con tus malditos muñecos?, ¡por favor! · le grite casi histérico ante lo absurdo del concepto que me proponía · puedes llamarle como quieras, y no me podría importar menos que chingados quieras cogerte, pero no p...

¡Ya dije te que ASÍ NO COJO! · fue lo ultimo que le escuche gritar antes de perder el conocimiento por un revés de la columna que tenia por brazo.

No partimos esa día, para cuando recupere la conciencia en la tarde los dos estábamos demasiado alterados y alienados como para emprender el camino así que optamos, como hacen todos los que son socialmente torpes y no tienen nada que decirse, por embriagarnos para limar asperezas "tácitamente", cuando nos dimos cuenta que no estaba funcionando decidimos que aun si no pudiéramos regresar a términos mas amenos entre nosotros por lo menos podíamos prometernos no abandonar la cacería de Segeaus, lo hicimos y emprendimos marcha el día siguiente a primera hora.

El silencio era ensordecedor y cansado de llevarse, la resaca desgarradora y dolorosa hasta el pensamiento, y a pesar de ello me di cuenta, antes de que el sol terminara de mostrarse en el firmamento, que una sonrisa se dibujaba apenas en la comisura de mis labios, una expresión que se reflejaba en el rostro de Golgothak y que me hizo darme cuenta de que por primera vez en medio siglo de hecho estaba avanzando hacia Segeaus, que por salvaje que fuera mi acompañante podía tener la certeza de que su furia se utilizaría aun mas viciosamente contra nuestro objetivo que como se uso contra el pobre Deacaba, por primera vez en medio siglo sentí la tranquilidad de saber que se tiene un compañero que anhela lo mismo que uno a pesar de las diferencias.

2 comentarios:

Aramil Nailo dijo...

Salome, la verdad que si tu tesis la escrbiste como escribiste esto sera un gusto leerla. Tu personaje me gusto desde que roleamos y la verdad imagino como si me platicara la historia. Honestamente escribes muy padre, espero poder seguir disfrutando de las historias de Tabin, el Taburete.

Mi voto es secreto no puedo decirlo :P

Dungeon Master Jhering dijo...

De nuevo Bravisimo! Una disculpa por no verla antes. No me habia llegado la notificacion. Tiene unas pequeñas fallas de ortografia y solo hay una parte donde me perdi en la narrativa. Pero la historia esta demasiado intrigante, ademas de su toque seductor de oscuridad decadente.

Gracias por las historias, espero podamos seguir conociendo a Tabin.

3000 fps