jueves, 7 de agosto de 2014

Tabin Bermin: 2ª parte

Sueño interrumpido

Estas engordando mucho, Tabin, si sigues así me voy a buscar otro pequeñín.

Era cierto, los dioses habían sido extremadamente benignos conmigo esos últimos años, aposentos seguros, trabajo agradable, comida abundante y Amariel había aparecido en mi vida, desde su llegada el sótano que rentaba a cambio de interpretaciones musicales había ganado una sinfonía de aromas, unos días frutillas frescas, otros jugosas carnes y los mejores días solo el sensual aroma de su voluptuoso cuerpo. Pensé decirle que era su culpa por hacer comida tan sabrosa como ella pero eso solo nos llevaría a una discusión sin sentido y preferí acariciar ligeramente su entrepierna desde el sillón en el que languidecía por inhalar vapores de Mordayn.

¡Ya!,· dijo en tono juguetón · o se va a quemar la jalea de nuevo.

Entre su sensualidad que despertaba los mas eróticos de mis deseos y el efecto del Mordayn que confundía mis pensamientos la idea de la jalea y el fuego solo consiguió exaltar mis lascivas intenciones, en un instante mi mente recorría su suave y lozana piel morena, cada paso que daba sus pechos siempre erectos, los primeros que vi con esa característica tan estimuladora, se estremecían cautivando mi atención. Amaba su comida solo un poco menos que su sonrisa, y efectivamente se notaba en mis cachetes, pero era observarla cocinar lo que me enloquecía realmente; en el sótano todo estaba diseñado a mi medida de modo que ella tenia que usar ángulos muy poco ortodoxos pero ridículamente impúdicos para preparar los alimentos, cosa que ella aprovechaba para desquiciarme un poco cada día.

Me levante lentamente y como un criminal ocultándose de oídos delatores me acerque hasta que sus caderas se encontraron frente a mi, perfectamente delineadas por las llamas detrás de ella, el resto de la noche alterne entre el delicioso néctar que manaba de su cuerpo y la jalea que terminó de reducirse a fuego lento antes de que cayéramos rendidos en las colchas que tendíamos a modo de cama.

Ten, · dijo, mientras sacaba una pequeña caja de su bolsa ·hoy te conviertes en un adulto según los tuyos ¿no?

No lo podía creer, era cierto, cuarenta años justo esa noche. Después de vivir mucho tiempo entre humanos había olvidado lo larga que iba a ser mi vida, debo admitir que incluso olvidé lo larga que había sido hasta entonces.

Como muchos foráneos, cuando llegue a la ciudad fui estafado brutalmente, apenas conserve la flauta de mi hermano y por necesidad mas que por deseo comencé a tocarla en las calles, no morí de hambre pero mi deseo de venganza se vio rápidamente eclipsado por el deseo de un techo para no sentir la fría lluvia, mi hambre por la verdad sobre la magia de Escalion se convirtió en el hambre genuina de quien depende de la buena voluntad de los extraños, en la ciudades la comida no sobra y pronto uno se vuelve solo un engrane mas de la gran maquinaria social, todo por un poco de pan y agua.

¿Estas bien?· preguntó

Si,· contesté · yo solo... no... había pensado en mi gente hacia mucho tiempo.

Perdón, no quería... quería que sonrieras · susurro en mi oído mientras me sedaba con un infinito desfile de besos en el cuello.

Cuando desperté la mañana siguiente ella ya había salido y la jalea me esperaba sobre la mesa con unas piezas de pan, al lado del plato estaba la pequeña caja que en mi letargo ni siquiera tuve la decencia de abrir la noche anterior. Dentro había dos piezas de papel, la primera que tome era una nota escrita por ella, era breve y decía:

Tabin:
me encantas, sin embargo cuando me enamore de ti
tenias una pasión descontrolada por la verdad y la magia,
NO QUIERO que regreses a tu búsqueda suicida de Segeaus
pero ya solo te la pasas tocando por las tardes
y aspirando por las noches, te extraño,
regresa a mi por favor
Amadriel

La segunda era una ficha de la biblioteca del Colegio de Hechiceros, "Sobre el cambio y la vida" por Theon Malloy Escalion, se leía en ella.

Estuve pensando mucho sobre las implicaciones de la carta y el libro, listo con un millón de respuestas y evasivas al cambio de paradigma en mi vida pero cuando llego la hora de comer Amadriel no llegó a casa, a veces pasaba esto y generalmente optaba por llevarle algo de comer al Colegio donde ella aprovechaba para preguntarme frente a sus compañeros sobre la ilusión y la verdad, dos temas que se dan naturalmente entre mi gente, al principio de la relación temí que solo me usara por eso pero pronto descubrí que su pasión por el ilusionismo era tan genuina como su pasión por mi, ademas hacia ya un par de años que sus ilusiones eran por mucho mas refinadas que los trucos baratos que yo era capaz de producir por ese entonces.

Ese día, sin embargo, fue diferente, cuando llegué al colegio sus compañeros no estaban acompañándola y conforme camine por los pasillos y se fueron cruzando en mi camino sus miradas me dijeron que algo estaba pasando, acelere el paso nervioso y cuando encontré el cubículo de estudio en el que ella se encontraba habia otro gnomo que nunca había visto en mi vida, el pequeño cántaro con aguamiel que llevaba en la mano cayo al piso pero lo que escuché romperse fue mi corazón que se retorcía en mi pecho ante la incertidumbre de la escena que se presentaba ante mi.

Tienes razón, · dijo el gnomo jocosamente · al menos en la parte del Mordayn.

Intente esgrimir un ingenioso comentario pero, ademas de nunca haber tenido el don, el nudo en mi garganta y la debilidad de mi mandíbula no me permitieron sino balbucear unos incoherentes sonidos que harían avergonzar hasta a un niño de brazos.

El gnomo que claramente no tenia mucha paciencia levanto las piezas del cántaro, lo reparó, recogió el licor derramado y lo purifico para servirlo en tres copas invisibles, y todo con unos sencillos movimientos, si me sentía aterrado ante la idea de haber perdido a Amadriel a otro amante la gracia y poder que ostentaba mi competidor me devasto, debe haberme leído la cabeza porque inmediatamente me dijo · Sé lo que estas pensando, pero no te preocupes, me parece risible que estés interesado en esta humana.

En ese momento dos sentimientos chocaron en mi cabeza, primero el alivio por algo que resulto ser nada mas que la proyección de mis inseguridades y después la ofensa que se había realizado contra alguien pero no podía decidir si ese alguien era yo o Amadriel, en cualquier caso no tuve tiempo de hacer nada al respecto, antes de que mi cabeza terminara de determinar que demonios estaba ocurriendo en ese cuarto el gnomo se presento a si mismo.

Soy Arumdalerf Jefe del Departamento de Transmutación y me dijeron · dijo mientras implicaba con sus gestos que había sido Amadriel quien se lo había hecho saber · que estabas buscando saber sobre la magia de Escalion, ¿por que?

Me pregunté que tanto mas le habría contado Amariel y decidí que no tenía sentido ocultar lo que probablemente ya sabia así que por tercera vez en los últimos 31 años procedí a narrar la historia del final de la Compañía de Bardos Nómadas del Este, la muerte de mi familia y la venganza de Segeaus, cuando mencione por primera vez ese nombre el semblante de Arumdalerf cambio radicalmente.

¿Segeaus?, no te creo, estas mintiendo.

No tengo ninguna razón para mentirte · le contesté iracundo · ¿crees que me gusta inventar historias sobre la muerte de mi familia por diversión?

Me pare impetuosamente y me dirigí a la salida, pero antes de dar dos pasos a la puerta se transformó instantáneamente en un muro sólido de piedra, cuando voltee a verlo me dijo · tienes la mente muy nublada muchacho, necesitas tranquilizarte, necesitas limpiarte de esa porquería que estas consumiendo, ¿como sino podré enseñarte los secretos de la transmutación?, ¿o no es cierto que deseas conocerlos?

Ese día me desperté del sopor en el que me había hundido durante los últimos años, ese día recordé el dolor de la memoria que resurgía de las tinieblas del Mordayn, pero eso no fue nada comparado con el dolor del adicto que deja de aspirar, con la locura de la mente que anhela un respiro mas del placer desmesurado que se obtiene al esconderse de la realidad.

Ese cubículo fue mi prisión durante muchos meses, y durante cada uno de ellos el amor intenso de Amadriel me acompaño día y noche, por cada grito de dolor un susurro de tranquilidad en mi oído, por cada ataque contra mi carcelera una caricia de mi amante, entendí el increíble amor que me tenia y conforme mi mente se reconstruyo de sus pedazos decidí que estaría con ella hasta el momento de su muerte, que la ayudaría cada día a ser la mejor ilusionista que el mundo conociera, que estudiaría a su lado hasta que se terminara la corta vida que los miserable dioses habían dado a su gente.

Veintiocho años después, en el mismo sótano en el que comenzamos nuestra relación, ella murió entre mis brazos, le había prometido no llorar su muerte, le había prometido recordar solo nuestra felicidad, pero cuando el hechizo con el que disfrazaba su edad se desvaneció y las arrugas adornaron su bello rostro me di cuenta que su belleza no había mermado en lo absoluto y el dolor de no haber visto su verdadera forma en sus últimos años me destrozo el alma, mis ojos se tornaron contra el techo intentando detener mis lagrimas pero el dolor se llevo la victoria esa noche y sus labios tersos se humedecieron con el sufrimiento que se deslizaba por mis mejillas.

No permanecí mucho mas tiempo en la ciudad, los recuerdos eran interminables martirios y estaba constantemente rodeado de ellos, las lecciones de Arumdalerf se habían terminado hacía ya algunos años y lo que seguía, me dijo, era buscar la Biblioteca Perdida de Escalion, ahí estará la verdad que busco, y probablemente, ahí estará Segeaus también, pues solo así pudo haber accedido a sus hechizos.

Cuando me fui a despedir de el sus ultimas palabras fueron · Cuando lo encuentres, asegúrate que sepa lo decepcionado que estoy de el antes de arrebatarle la vida.

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